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Hijas de Dios
Dios nos escucha
La siguiente carta fue escrita por Elena G. de White a
su querida amiga Lucinda Hall, a quien consideraba
como un miembro de la familia
.
Querida Lucinda: Cuán triste me sentí al recibir la carta de
Asenath en la que nos contaba de la enfermedad que usted está
soportando. ¡Oh, que el Señor pueda sostenerla y liberarla de esa
aflicción! [...].
Oh, Lucinda, no puedo escribirle mucho, pues tengo una extraña
opresión sobre mí. Tendremos una sesión especial de oración en
su favor. El Señor escuchará nuestra oración y la levantará para
que siga cumpliendo su parte en la obra de Dios. Usted ha sido
fiel y verdadera, pero no le ha tocado una carga fácil. Que el Señor
la sostenga durante la enfermedad con sus brazos eternos, es mi
oración.
La he extrañado mucho desde que nos separamos. Temía que se
enfermara pues no podía explicar sus síntomas y tenía una fiebre
baja pero constante. Descanse con confianza en las manos de Dios,
sin temores ni ansiedad. Dios está con aquellos que diligentemente
lo buscan. “La oración eficaz del justo, puede mucho”. Nuestras ora-
ciones no serán en vano. “Pedid, y recibiréis”. Usted se ha entregado
al Señor; es su propiedad. Él no olvidará el sacrificio que usted ha
hecho para el Señor. Él obrará por usted, y nadie podrá detenerlo.
Solo tenga fe. Cuánto desearía verla e interceder fervientemente por
usted. Aunque estamos lejos, estamos intercediendo desde aquí. El
Señor sabe todas las cosas. Él puede escucharnos a nosotros aquí, y
bendecirla a usted allí [...].
Este sábado por la mañana llamamos a los Hnos. Haskell y Lane,
y nos postramos en oración a favor de nuestra querida Lucinda.
Sentimos que el Señor no dejará de escuchar nuestra oración, sino
que sus oídos oirán nuestra petición y le dará la salud a nuestra
amada amiga. Continuaremos sosteniéndonos del poderoso brazo
de Dios; no podemos tener fe en ningún otro poder ni en ninguna
otra destreza. Ningún otro brazo sino el del Señor puede ayudar a
nuestra querida Lucinda. Si ella es sanada, será por la oración de fe.
Jesús es nuestro gran Liberador. Espero que nuestra amada amiga