Página 274 - Hijas de Dios (2008)

Basic HTML Version

270
Hijas de Dios
no debieras ir a Petaluma, etc.” Pienso que Dios no ha resuelto que
debo decidir mis deberes mediante mi esposo. Creo que Dios me los
mostrará si confío en él.
Ahora estoy alegre y feliz. Mis nervios se están calmando, mi
sueño es dulce y mi salud es buena. Espero no haberte escrito cosas
fuera de lugar; pero no son nada más que mis sentimientos, y nadie
sabe estas cosas sino tú.
Q
ue el Señor me ayude a sentir y hacer lo que es correcto. Si
las cosas fueran diferentes, sentiría que es mi deber asistir a los
congresos. Pero como están las cosas, no siento que sea mi deber.
[266]
Dios me está bendiciendo en mi trabajo. Si Dios me muestra en
un sueño o de alguna otra manera una nueva dirección, seguiré
alegremente esa luz, porque Dios es el que vive y reina. Siempre
responderé a sus llamados y trataré de hacer su voluntad.—
Carta 64,
10 de mayo de 1876
.
Segunda carta
Querida Hna. Lucinda,
Desearía que me escribieras más a menudo con noticias. He
decidido permanecer aquí, y no asistir a ninguno de los congresos.
No me atrevo a ir al Este sin la seguridad de que Dios me está
dirigiendo. Estoy plenamente decidida a ir si la luz brilla en mi
camino. Pero el Señor sabe lo que es mejor para mí, para Jaime,
y para su causa. Mi esposo está feliz ahora, ¡bendita noticia! Si
supiera que esa felicidad le va a durar, estoy dispuesta a permanecer
aquí. Si mi presencia es perjudicial para su felicidad, que Dios no
permita que me interponga en su camino. Yo haré mi obra bajo la
dirección de Dios, y él puede hacer su obra bajo la dirección de Dios.
No nos vamos a interponer en el camino del otro. Mi corazón está
decidido, confiando en Dios; esperaré para saber si Dios abre un
camino delante de mí.
No creo que mi esposo realmente desee mi compañía. Segura-
mente estaría feliz si asisto a los congresos, pero él tiene tal concepto
de mí, como me lo ha expresado de vez en cuando, que yo misma no
me siento feliz en su presencia. Y no podré hasta que él vea las cosas
de manera diferente. En gran medida me culpa de su infelicidad,
cuando él mismo se la ha acarreado por su falta de dominio propio.