Página 28 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
no pudo esta vez aceptar la promesa con absoluta confianza como lo
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había hecho antes. Rogó que se le diera una evidencia tangible de
que la promesa sería cumplida. ¿Cómo iba a cumplirse la promesa
del pacto, mientras se le negaba la dádiva de un hijo? “¿Qué me darás
siendo así que ando sin hijo? [...]. Y he aquí que será mi heredero
un esclavo nacido en mi casa”.
Vers. 2-3
. Se proponía adoptar a su
fiel siervo Eliezer como hijo y heredero. Pero se le aseguró que un
hijo propio había de ser su heredero. Entonces Dios lo llevó fuera
de su tienda, y le dijo que mirara las innumerables estrellas que
brillaban en el firmamento; y mientras lo hacía le fueron dirigidas
las siguientes palabras: “Así será tu descendencia”.
Vers. 5
. Y “creyó
Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”.
Romanos 4:3
[...].
Abraham había aceptado sin hacer pregunta alguna la promesa
de un hijo, pero no esperó a que Dios cumpliese su promesa en su
oportunidad y a su manera. Fue permitida una tardanza para probar
su fe en el poder de Dios, pero fracasó en la prueba. Pensando que
era imposible que se le diera un hijo en su vejez, Sara sugirió como
plan mediante el cual se cumpliría el propósito divino, que una de
sus siervas fuese tomada por Abraham como esposa secundaria. La
poligamia se había difundido tanto que había dejado de considerarse
pecado; violaba, sin embargo, la ley de Dios y destruía la santidad y
la paz de las relaciones familiares.
El casamiento de Abraham con Agar fue un mal, no solo para su
propia casa, sino también para las generaciones futuras [...].
Cuando Abraham tenía casi cien años, se le repitió la promesa
de un hijo, y se le aseguró que el futuro heredero sería hijo de Sara.
Pero Abraham todavía no comprendió la promesa. En seguida pensó
en Ismael, aferrado a la creencia de que por medio de él se habían
de cumplir los propósitos misericordiosos de Dios. En su afecto por
su hijo exclamó: “Ojalá Ismael viva delante de ti”. Nuevamente se le
dio la promesa en palabras inequívocas: “Ciertamente Sara tu mujer
te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi
pacto con él”.
Génesis 17:18-19
[...].
El nacimiento de Isaac, al traer, después de una espera de toda
la vida, el cumplimiento de las más caras esperanzas de Abraham y
Sara, llenó de felicidad su campamento [...].
La instrucción impartida a Abraham tocante a la santidad de la
relación matrimonial, había de ser una lección para todas las edades.