Página 29 - Hijas de Dios (2008)

Basic HTML Version

Mujeres notables del Antiguo Testamento
25
Declara que los derechos y la felicidad de estas relaciones deben
resguardarse cuidadosamente, aun a costa de un gran sacrificio. Sara
era la única esposa verdadera de Abraham. Ninguna otra persona
[26]
debía compartir sus derechos de esposa y madre. Reverenciaba a su
esposo, y en este aspecto el Nuevo Testamento la presenta como un
digno ejemplo. Pero ella no quería que el afecto de Abraham fuese
dado a otra; y el Señor no la reprendió por haber exigido el destierro
de su rival.
Tanto Abraham como Sara desconfiaron del poder de Dios, y
este error fue la causa del matrimonio con Agar. Dios había llamado
a Abraham para que fuese padre de los fieles, y su vida había de
servir como ejemplo de fe para las generaciones futuras. Pero su fe
no había sido perfecta. Había manifestado desconfianza para con
Dios al ocultar el hecho de que Sara era su esposa, y también al
casarse con Agar.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 117-143
(1890)
.
La herencia que Dios prometió a su pueblo no está en este mundo.
Abraham no tuvo posesión en la tierra, “ni aun para asentar un pie”.
Hechos 7:5
. Poseía grandes riquezas y las empleaba en honor de
Dios y para el bien de sus prójimos; pero no consideraba este mundo
como su hogar. El Señor le había ordenado que abandonara a sus
compatriotas idólatras, con la promesa de darle la tierra de Canaán
como posesión eterna; y sin embargo, ni él, ni su hijo, ni su nieto
la recibieron. Cuando Abraham deseó un lugar donde sepultar sus
muertos, tuvo que comprarlo a los cananeos. Su única posesión en
la tierra prometida fue aquella tumba cavada en la peña en la cueva
de Macpela.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 166 (1890)
.
“Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los
años de la vida de Sara. Y murió Sara en Quiriat-arba, que es He-
brón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por
Sara, y a llorarla. Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y
habló a los hijos de Het, diciendo: “Extranjero y forastero soy entre
vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y sepultaré
mi muerta de delante de mí”. Y respondieron los hijos de Het a
Abraham, y le dijeron: “Óyenos, señor nuestro; eres un príncipe de
Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu
muerta; ninguno de nosotros te negará un sepulcro, ni te impedirá
que entierres a tu muerta””.
Génesis 23:1-6
.