Página 83 - Hijas de Dios (2008)

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El estudio de la Biblia y la oración son esenciales
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Organizad una sociedad para el estudio y la lectura de la
Biblia
—Si la juventud, y los hombres y mujeres de edad madura,
organizaran una sociedad donde el estudio y la lectura de la Biblia
fuera prominente, y donde la investigación de las profecías y el
estudio de las lecciones dadas por Cristo fueran el tema, habría más
fortaleza en la sociedad. No hay otro libro como la Biblia para elevar,
fortalecer y expandir la mente. Y no hay nada mejor para dotar de
nuevo vigor todas nuestras facultades, que ponernos en contacto con
las estupendas verdades de la Palabra de Dios y esforzar nuestra
mente para captarlas y entenderlas.—
Manuscript Releases 2:244
(1900)
.
El estudio constante da belleza y frescura a la verdad
—El
maestro de la verdad debiera avanzar en conocimiento, y crecer en
la gracia y en su experiencia cristiana, cultivando hábitos y prácticas
que honren a Dios y a su Palabra. Debiera mostrar a otros cómo hacer
una aplicación práctica de la Palabra. Cada avance que hagamos
en santificar nuestras habilidades en nuestros variados estudios, nos
ayudará a entender mejor la Palabra de Dios; y este estudio de las
Escrituras a su vez nos ayudará en el estudio de las otras ramas
esenciales de la educación.
El interés del investigador ferviente crecerá rápidamente después
de su primer contacto con la Biblia. La disciplina de un estudio
regular de la Palabra de Dios, lo capacitará para descubrir una nueva
belleza y frescura en la verdad, que antes no había discernido. Y
al hablar, el estudiante de la Biblia notará que los textos vendrán
naturalmente a su memoria.—
The Review and Herald, 20 de abril
de 1897
.
La oración
La oración cotidiana es esencial para el crecimiento
—Si
deseamos desarrollar un carácter que Dios pueda aceptar, debe-
mos formar hábitos correctos en nuestra vida religiosa. La oración
cotidiana es tan esencial para el crecimiento en la gracia y para toda
la vida espiritual, como lo es la comida para el bienestar físico. De-
biéramos acostumbrarnos a elevar a menudo nuestros pensamientos
a Dios en oración. Por un esfuerzo perseverante, debiéramos formar
el hábito de disciplinar nuestra mente para que no se distraiga. No