Página 84 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
podemos siquiera por un momento separarnos de Cristo y mante-
nernos seguros. Solo al observar las condiciones que él mismo nos
ha dejado, es que podemos contar con su presencia para asistirnos
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a cada paso del camino.—
The Review and Herald, 3 de mayo de
1881
.
Orar para obtener la victoria sobre el yo
—El Señor necesita
hombres y mujeres que muestren con su vida diaria la luz de un
ejemplo piadoso; hombres y mujeres cuyas palabras y acciones
muestren que Cristo está enseñándoles, guiándoles, morando en
su corazón. Necesita hombres y mujeres de oración que, luchando
solos con Dios, obtengan la victoria sobre el yo. Entonces estarán
en condiciones de ir e impartir a otros las verdades que han recibido
de la fuente de poder. Dios acepta a aquellos que crucifican el yo, y
los hace vasos de honra. Son el barro en manos del alfarero para que
él actúe por medio de ellos. Estos hombres y mujeres reciben poder
espiritual; Cristo vive en ellos, y el poder del Espíritu los asiste en
sus esfuerzos. Comprenden que deben vivir en este mundo la vida
que Cristo vivió; una vida libre de todo egoísmo. Y él los capacita
para dar testimonio en favor de Aquel que atrae las almas hacia la
cruz del Calvario.—
The Signs of the Times, 9 de abril de 1902
.
La oración refresca el alma
—En la Palabra de Dios hay ricas
promesas para nosotros. El plan de salvación es amplio; no es una
provisión pequeña y limitada la que ha sido hecha para nosotros. No
necesitamos depender de la evidencia que tuvimos un año o un mes
atrás. Hoy podemos tener la seguridad de que Jesús vive e intercede
por nosotros. En la vida espiritual, no podemos dar a los que nos
rodean lo que nosotros mismos no tenemos. Nuestros ministros no
luchan en oración toda la noche como solían hacer algunos ministros
piadosos que nos precedieron. Están sentados e inclinados sobre las
mesas, escribiendo lecciones y artículos que serán leídos por miles,
dando forma a los argumentos para convencer las mentes con rela-
ción a la doctrina; y todo esto es esencial. Pero, ¡cuánto puede hacer
el Señor en respuesta a nuestra oración de fe al enviar luz y poder
convincente sobre los corazones! Los asientos vacíos en nuestras
reuniones de oración testifican que los cristianos no comprenden
las promesas de Dios sobre ellos; no comprenden su deber de hacer
estas reuniones de oración interesantes y exitosas. Vuelven una y
otra vez a participar de un círculo monótono y rutinario, y retornan a