Página 263 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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Apéndice incidentes personales de Elena G. de White...
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de ella y su anhelo por ayudarlos, aunque aparentemente siempre
estorbado por sus limitados recursos
, debiera animar a cada ad-
ventista del séptimo día a participar más amplia y entusiastamente
en El Ministerio de la Bondad.—
Los compiladores
.
* * * * *
Se instruye a la señora de White a dar ejemplo
Después de mi casamiento, se me instruyó que debía prestar
interés especial a los huérfanos de padre y madre, tomando a algunos
bajo mi propio cuidado durante un tiempo, y luego buscando hogares
para ellos. De esa manera, daría un ejemplo a otros de lo que debieran
hacer.
Aunque estaba llamada a viajar con frecuencia y aunque tenía
mucho que escribir, he tomado a niños de tres y cinco años de edad,
los he cuidado, educado y preparado para puestos de responsabilidad.
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He tenido en mi hogar, de vez en cuando, a muchachos de diez a
dieciséis años de edad, dándoles un cuidado maternal y preparación
para el servicio
He sentido que es mi deber presentar delante de
Debe tomarse en cuenta que cuando la hermana White habla de “dólares” en este
apéndice, y aun cuando se refiere a centavos está hablando de sumas que no eran pequeñas
en sus días para las personas de recursos limitados. Los “dólares” de fines del siglo pasado
eran diez veces más valiosos, en su poder adquisitivo, que los “dólares” de nuestros días,
y, por lo tanto, eran también diez veces más escasos.—
Los editores
.
Provenientes de la pluma de dos obreros que, en su juventud pasaron muchos meses
en el hogar de la familia White, tenemos los siguientes comentarios de lo que ellos
testificaron personalmente.—
Los compiladores
“No sólo fué la señora de White una poderosa consejera para su esposo, para impedir que
cometiera muchos errores que podrían poner en peligro la causa en alguna parte, sino que
fué cuidadosísima en llevar a cabo en su propia conducta las cosas que enseñaba a otros.
Por ejemplo, con frecuencia se ocupaba en sus discursos públicos de los deberes de cuidar
a las viudas y a los huérfanos, citando (
Isaías 58:7-10
) a sus oyentes; y ejemplificaba sus
exhortaciones llevando a los necesitados a su propio hogar, para darles techo, alimento
y vestido. Me acuerdo muy bien que ella tuvo una vez, como miembros de su familia,
a un muchacho, una niña y a una viuda con sus dos hijas. Más todavía, he sabido que
ella distribuía entre los pobres ropa nueva por valor de centenares de dólares, la cual ella
compraba con ese propósito”. J. O. Corliss, en la
The Review and Herald, 30 de agosto
de 1923
.
“El pastor White era un hombre muy caritativo. Siempre vivía en una casa grande, pero no
había habitaciones vacias en ella. Aunque su familia íntima era pequeña, su casa siempre