Página 143 - El Ministerio M

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El estudiante de medicina
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Nunca penséis que habéis aprendido bastante, y que podéis ahora
disminuir vuestros esfuerzos. La mente cultivada es la medida del
hombre. Vuestra educación debe continuar durante toda vuestra vida.
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Cada día debéis aprender y poner en práctica todo el conocimiento
que hayáis adquirido.
A fin de que lleguéis a ser hombres y mujeres en quienes se
pueda confiar, debéis desarrollar vuestras facultades, ejercitar toda
aptitud, aun en las cosas pequeñas; entonces adquiriréis mayor ca-
pacidad para llevar mayores responsabilidades. La responsabilidad
individual es esencial. Al poner en práctica lo que estáis aprendien-
do durante vuestros días estudiantiles, no rehuyáis llevar vuestra
parte de responsabilidad, porque haya riesgos que correr, o algo que
aventurar. No permitáis que los otros sean cerebros para vosotros.
Debéis educar vuestras facultades para que sean fuertes y vigoro-
sas; los talentos que se os han confiado crecerán siempre que ejerzáis
una energía constante, uniforme e inquebrantable en el desempeño
de la responsabilidad individual. Dios quiere que añadáis día tras
día, poco a poco, algo a vuestra reserva de ideas, actuando como si
los momentos fuesen joyas, que se han de juntar cuidadosamente y
atesorar discretamente. Adquiriréis así amplitud de miras y fuerza
intelectual.
No desperdiciéis las horas
Dios no requerirá del hombre ninguna cuenta más estricta que la
que pedirá por la manera como ocupó su tiempo. ¿Malgastó y abusó
de sus horas? Dios nos ha concedido la preciosa bendición de la
vida, pero no para que la desperdiciemos en la satisfacción egoísta.
Nuestra obra es demasiado solemne, demasiado corto el tiempo para
servir a Dios y a nuestros semejantes, para que lo dediquemos a
buscar fama. ¡Oh, si los hombres se detuvieran en sus aspiraciones
donde Dios trazó los límites, qué diferente servicio recibiría el Señor!
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Cabalidad
Son muchos los que tienen tanto apuro por alcanzar posiciones
distinguidas, que pasan por alto algunos de los peldaños de la esca-
lera; y al hacerlo, pierden la experiencia que deben tener para ser