Página 195 - El Ministerio M

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El asunto previsto
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La moralidad es inseparable de la religión
No se puede separar la moralidad de la religión. La tradición
conservadora recibida de hombres educados y de escritos de grandes
hombres del pasado no son en lo mínimo una guía segura para
nosotros en estos últimos días; porque la gran batalla que está delante
de nosotros es de tal naturaleza como el mundo nunca ha visto. Los
hermanos que en el pasado no han hecho su parte en esta obra, deben
actuar con una precaución mucho mayor en relación a lo que aceptan
y a lo que rechazan; necesitan profundizar mucho más de lo que
les permitiría su conocimiento espiritual limitado o de lo que sus
hábitos y opiniones presentes los guiarían a hacer. Todo esto necesita
ser reformado.
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Ni uno de nosotros está seguro, ni siquiera con la experiencia
pasada en la obra, y ciertamente está menos seguro si no la ha
tenido, a menos que viva como viendo al Invisible. Debemos actuar
diariamente y hora tras hora guiados por los principios de la verdad
bíblica: justicia, misericordia y el amor de Dios. El que desee tener
poder moral e intelectual debe obtenerlo de la Fuente divina. Debe
inquirir en todo punto, antes de tomar cada decisión: ¿es éste el
camino del Señor?
Consultad a la razón santificada y a una buena conciencia con
la Biblia abierta ante vosotros. Vuestro corazón debe ser movido,
vuestra alma tocada y vuestra razón e intelecto despertados por el
Espíritu de Dios; entonces los santos principios expuestos en su
Palabra otorgarán luz a vuestra alma. Os lo digo, mis hermanos:
nuestra verdadera fuente de sabiduría, virtud y poder está en la cruz
del Calvario. Cristo es el Autor y Consumador de nuestra fe. Él
dice: ‘Separados de mí nada podéis hacer”. Jesús es el único garante
seguro para el avance y el éxito intelectual.—
Manuscrito 16, 1890
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