Un cielo falso
¡Cuán incansablemente ha resguardado Dios a su iglesia! ¿No
haremos nuestra parte para que él pueda otorgarnos la gracia que
nos habilite para elevarnos hasta la perfección del carácter cristiano?
No permitáis ser guiados a pensar que viviréis en el cielo mientras
estáis en este mundo caído. Los que piensan así mantienen la mente
tensionada en espera de alguna experiencia prodigiosa que de algún
modo elevará sus almas a una atmósfera espiritual y refinada. Pero
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ésta no es la verdadera ciencia de la experiencia cristiana. Cuando
suponen que han alcanzado alturas espirituales de refinamiento,
Satanás, vestido como ángel de luz, les presenta complacencias que
hace aparecer como si no fueran pecado.
Yo os advertiría contra estas doctrinas aparentemente refinadas,
que sostienen que el pecado no es pecado, y enseñan la posibilidad
de vivir una vida espiritualista por encima de la bajeza del pecado.
Escribo esto porque hay quienes están entrando en la tentación
con respecto a esta ciencia refinada de logros espiritistas. Vosotros
enfrentaréis esta ciencia y difícilmente sabréis cómo controlarla.
Ya nos alcanzan los peligros de los últimos días, cuando algunos,
sí, muchos, se apartarán de la fe, escuchando a espíritus seductores
y a doctrinas de demonios. Sed cautelosos tocante a lo que leéis
y a cómo escucháis. No toméis ni una partícula de interés en las
teorías espiritistas. Satanás espera obtener la victoria sobre todos
los que se dejen engañar por su hipnotismo. Él comienza a ejercer
su poder sobre ellos tan pronto como empiezan a investigar sus
teorías.—
Carta 123, 1904
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