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El Ministerio Médico
“Terno que como la serpiente con su astucia engañó a Eva,
vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera
fidelidad a Cristo”...
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las acechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha
contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad
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toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo,
y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos
vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y
calzados los pies con el apresto del evangelio de Ia paz. Sobre todo,
tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de
fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada
del Espíritu, que es la palabra de Dios”.
La experiencia personal al confrontar la falsa ciencia
Al comienzo de mis labores tuve que contender con la ciencia de
la cura mental. Fui enviada de lugar en lugar para declarar la falsedad
de esta ciencia, en la cual estaban entrando muchos. Se entraba a
la cura mental de una forma muy inocente; para aliviar la tensión
mental de los inválidos nerviosos. Pero, ¡oh, cuán tristes fueron los
resultados! Dios me envió de lugar en lugar para reprender todo lo
que perteneciera a esta ciencia.
Quiero hablarle claramente. Usted ha entrado en un trabajo que
no tiene lugar en la obra del médico cristiano, y que no debe hallar
lugar en nuestras instituciones de salud. Aunque pueda parecer muy
inocente, si se práctica en los pacientes, esta cura mental será para la
destrucción de ellos, no para su restauración. El tercer capítulo de 2
de Timoteo describe a personas que aceptan el error, tales como una
mente que ejerce control completo sobre otra mente. Dios prohíbe
tal cosa. La cura mental es una de las más grandes ciencias satánicas,
y es importante que nuestros médicos vean claramente el carácter
real de esta ciencia; pues por medio de ella grandes tentaciones los
asaltarán. No debe dársele el más mínimo espacio a esta ciencia en
nuestros sanatorios.
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