Página 233 - El Ministerio M

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Honorarios exorbitantes
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con los cuales trabaja son propiedad de Dios. Él ha dicho: “Porque
habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
El precio exorbitante cobrado por los médicos en este país (Aus-
tralia), cuando se les llama para atender a la humanidad doliente, es
robo, fraude. Dios dio a los médicos la sabiduría y la habilidad que
poseen. No es el hombre quien salva la vida; es el Gran Restaura-
dor. Pero a veces se les cobra a los pobres por servicios que nunca
recibieron...
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Llamados a un juicio correcto
Dios llama a médicos que hagan reformas en los métodos de
tratar a los enfermos. Llama a médicos que quieran cooperar con él.
Él demanda juicios justos de quienes ejercen la medicina y actúan
en su nombre. El médico que ama a su hermano como a sí mismo
no cobrará precios exhorbitantes. Debe haber un cambio. Es tan
esencial que haya reformas en las ramas médicas como en otras
ramas comerciales. Hay un grave recargo en los cobros hechos
por los abogados y los médicos. El Señor ve todas estas cosas. El
médico creyente no debe seguir ninguna tradición, costumbre o
práctica condenada por Dios. Él es el siervo de Dios, que trabaja
en lugar de Cristo como su representante; y su labor, sus pesos y
medidas, pasan en revista delante de Dios. Los mandamientos de
Dios deben ser la norma del médico. Él debe medir su vida diaria
por los principios de la ley.
La purificación del templo
Cristo reprendió a los fariseos y a los doctores de la ley debido
a las prácticas deshonestas que habían introducido hasta en los
atrios del templo. Estos hombres influían sobre los compradores y
vendedores para que compraran ganado al costo más bajo, y luego
lo vendieran a un alto precio a los que venían de lugares distantes, y
que no podían traer sus animales con ellos, y por lo tanto estaban
obligados a comprarlos en Jerusalén. Mientras estos hombres se
sentaban a sus mesas contando el dinero que habían ganado por
el robo y la extorsión, Cristo se paró delante de ellos. Su vista