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El Ministerio Médico
proferirá una palabra que se acerque a la sensualidad, ni una acción
que tenga la más mínima apariencia de maldad.
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Los sentidos deben custodiarse. El alma en la cual Jesús habita
desarrollará una verdadera grandeza. El alma inteligente que tiene
respeto hacia todos los mandamientos de Dios dirá a las pasiones
del corazón, por medio de la gracia de Cristo, mientras señala a la
gran norma moral de justicia de Dios: “Hasta aquí llegarás, y no
pasarás adelante: y aquí parará el orgullo de tus olas”. La gracia de
Cristo será como una muralla de fuego alrededor del alma.
Hay quienes dirán: “¡Oh, usted no necesita ser tan minucioso.
Un poco de flirteo no es dañino ni causará mal alguno!” Y el corazón
carnal invita a la tentación, y el sancionamiento práctico de la com-
placencia termina en pecado. Esta es una norma baja de moralidad
que no alcanza la alta norma de la ley de Dios.
La vileza del corazón humano no se comprende. Siempre hay
individuos conectados con nuestras instituciones cuyo carácter está
vaciado en un molde inferior, y necesitan una palabra de aliento
de los que ocupan posiciones elevadas, para que no gratifiquen
liberalmente el corazón inicuo. En el sanatorio también hay de los
que no son pecadores abiertos: ocultan sus pecados de los ojos
humanos; tienen una moralidad digna externamente; pero el ojo
del Señor los contempla. Hallan medios para gratificar las bajas
propensiones sensuales; tienen la vida manchada, y contaminan a
otros con su ejemplo...
Evite el primer paso errado
Usted no ve cuán cerca puede andar de la orilla del precipicio y
estar seguro. Evite el primer acercamiento al peligro. No se puede
jugar con los intereses del alma. Su capital es su carácter. Ámelo
como lo haría con una reserva de oro. Se debe desear en forma firme
y constante la pureza moral, el respeto propio y un gran poder de
resistencia. No debe haber ni un alejamiento de la reserva; un acto
de familiaridad o una indiscreción pueden poner en peligro el alma,
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al abrir la puerta a la tentación y debilitar el poder de resistencia.
El salmista, al considerar las muchas trampas y tentaciones hacia
el vicio, pregunta: “¿Con qué limpiará el joven su camino?” Esta
pregunta es apropiada para todo el que está relacionado con nuestras