Como corrientes de una fuente pura
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Dios hace una apelación a los que se dicen ser cristianos para que
eleven la norma de justicia, y se purifiquen como él es puro. “Sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”. “Si, pues,
habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba,... poned
la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis
muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando
Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también se-
réis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal
en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos
deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios
viene sobre los hijos de desobediencia”. “Por tanto, ceñid los lomos
de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en
la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como
hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais
estando en vuestra ignorancia [pues debéis andar en la luz, mientras
tenéis la luz]; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está:
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Sed santos, porque yo soy santo”.—
Carta 6a, 1890
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