Un trabajo noble
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como instrumentos honrados para bendecir a otros; pues ellos le
darán la gloria a él, a quien pertenece toda grandeza y poder.
Se requerirán tacto e ingeniosidad. Hay que estar constantemente
alerta para enfrentar el prejuicio y vencer las dificultades. A menos
que se adopte esta actitud, en nuestras instituciones no habrá paz,
sino espada. Los obreros se ponen constantemente en contacto con
otros que también llevan pesadas cargas; y todos necesitan ilumi-
nación divina. Tienen que manifestar el espíritu amante y generoso
de Cristo. Serán probados. Su fe y amor, su paciencia y constancia,
serán probados, pero Dios es su Ayudador.—
Manuscrito 162, 1897
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