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El Ministerio Médico
alma con el pan de vida. “Recoged los pedazos que sobraron, para
que no se pierda nada”. Estas palabras las dijo Aquel que tenía todos
los recursos del universo a su disposición; él proveyó a miles con
alimento por su poder que obraba milagros, pero no dejó de enseñar
una lección de economía.
El espíritu del servicio alegre
Los obreros de nuestros sanatorios deben estar preparados para
la obra a la cual se adapten mejor. Pero cuando suceda una emer-
gencia, y se requiera su ayuda, ningún trabajador debe decir que
ésa no es su labor. El ayudante que tiene la idea de que sólo debe
desempeñar la tarea que se le ha asignado, y nada más, quien no
siente la responsabilidad de ayudar dondequiera y siempre que se
necesite su ayuda, debe borrar esta idea de su mente de una vez.
Nunca debe sentir el tal que se le causa un mal si en una emergen-
cia se le solicita que trabaje tiempo extra. Cuando se requiere la
ayuda extra, que todos los trabajadores ayuden voluntariamente, en
humildad cristiana, y recibirán una bendición.
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Puede suceder que algunos se rebelen cuando se les solicite que
cumplan deberes pequeños, comunes. Pero estos son los deberes que
deben saber cómo cumplir. Es la fidelidad en las cosas pequeñas la
que nos prepara para la utilidad en las grandes responsabilidades.
Los trabajadores de más éxito son los que animosamente aceptan
la tarea de servir a Dios en las cosas pequeñas. Cada ser humano
debe trabajar con el hilo de su vida, entretejiéndolo en el telar para
ayudar a completar todo el diseño. Los que desean ser útiles siempre
pueden hallar empleo. El tiempo nunca sobrará en sus manos...
Nadie debe gastar su tiempo anhelando hacer lo imposible, ol-
vidando los deberes diarios ordinarios en un deseo por hacer algo
grandioso. La escalera debe ascenderse peldaño tras peldaño, a partir
del primero, aunque sea por esfuerzos dolorosos. Pero el éxito viene
con el esfuerzo diligente, y el progreso que se hace es de gran valor
para el que se ha esforzado diligentemente por alcanzar la victoria...
Los que están conectados con nuestras instituciones dan prueba,
por sus acciones, del valor o de la inutilidad de su juicio. Los que
entran al servicio de la institución con un espíritu de indisposición
para ayudar, que cumplen las tareas que se les asignan con un senti-