El mundo no es el cielo
Siempre que haya diferentes índoles de carácter que se relacionan
en una institución, debe hacerse un esfuerzo firme y decidido para
mantener la institución pura, elevada y noble, para que los inicuos
no tengan éxito en desmoralizarla. Hay elementos no santificados
que enfrentar, y si todos se esfuerzan por hacer el bien, por obrar con
justicia y ser una bendición unos para otros, los rasgos objetables se
vencerán. Este mundo no es el cielo. En nuestros deberes de la vida
no nos relacionamos con ángeles, sino con seres humanos propensos
a errar.—
Manuscrito 41, 1900
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