Página 445 - El Ministerio M

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Enviados de dos en dos
Se necesitan médicos misioneros en todo el campo. Los colpor-
tores deben aprovechar toda oportunidad que se les presente para
aprender cómo tratar la enfermedad. Los médicos deben recordar
que a menudo se requerirá de ellos que cumplan las funciones de
un ministro. Los médicos misioneros figuran como evangelistas.
Los obreros deben salir de dos en dos, para que oren y se asesoren
mutuamente. Nunca se los debe enviar solos. El Señor Jesucristo
envió a sus discípulos a las ciudades de Israel de dos en dos. Él les
dio la comisión: “Sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles:
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Se ha acercado a vosotros el reino de Dios”.
En la Palabra de Dios se nos enseña que un evangelista es un
maestro. Debe ser también un médico misionero. Pero no todos de-
ben cumplir la misma tarea. “Él mismo constituyó a unos, apóstoles;
a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo”.
Los que ocupan el cargo de ministros en nuestras asociaciones
deben familiarizarse con la obra de ministrar a los enfermos. Ningún
ministro debe enorgullecerse de ser ignorante donde debiera ser
entendido. La obra médica misionera relaciona al hombre con su
prójimo y con Dios. Ni el tiempo ni el espacio deben limitar la
manifestación de simpatía y confianza.—
Manuscrito 33, 1901
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