Página 446 - El Ministerio M

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Cooperación
Dios ha dado instrucción acerca de cómo debe hacerse la obra.
En nuestros congresos campestres nos relacionamos con toda clase
de personas, de clase alta y baja, ricos y pobres. No se excluye a
nadie. El Señor desea que los mejores médicos misioneros estén
listos para colaborar con los ministros del evangelio. Deben ser
uno con Cristo, hombres mediante los cuales Dios pueda actuar.
El propósito del Señor es que su obra avance en el ámbito de la
reforma. Durante nuestros congresos campestres debe hacerse una
obra médica misionera genuina.
No debe trazarse ninguna línea de separación entre la obra mé-
dica misionera genuina y el ministerio del evangelio. Ambos deben
unirse. No deben estar aparte como si fueran ramas separadas de la
obra. Deben mezclarse en una unión inseparable, como la mano está
unida al cuerpo. Los que trabajan en nuestras instituciones deben
dar evidencia de que comprenden su parte en la obra médica misio-
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nera genuina. Una dignidad solemne debe caracterizar a los médicos
misioneros verdaderos. Deben ser hombres que comprendan y co-
nozcan a Dios y el poder de su gracia.
Desprovista de todo egoísmo
No importa el monto de nuestras entradas o ganancias, la asocia-
ción debe mantenerse libre de toda hebra de egoísmo. Del mismo
modo la obra médica misionera debe estar libre de todo egoísmo,
y llevarse a cabo según la orden de Dios. Las diversas ramas de la
obra deben apoyarse mutuamente.—
Carta 102, 1900
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