Página 448 - El Ministerio M

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Señal distintiva
La verdadera simpatía entre el hombre y su prójimo debe ser
la señal que distinga a los que aman y temen a Dios, de los que
hacen caso omiso de su ley. ¡Cuán grande simpatía ha expresado
Cristo al venir a esta tierra a dar su vida como sacrificio por un
mundo agonizante! Su religión lo indujo a hacer una obra médica
misionera genuina. Él era un poder sanador. “Misericordia quiero,
y no sacrificio”, dijo él. Esta es la prueba que el gran Autor de la
verdad utilizó para distinguir entre la verdadera religión y la falsa.
Dios desea que sus médicos misioneros actúen con la ternura y
la compasión que Cristo mostraría si estuviera en este mundo.—
Manuscrito 117, 1903
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