Página 473 - El Ministerio M

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Enseñad la abnegación
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del corazón, la mente y el alma, de la vida de complacencia propia a
una de autocontrol y renunciamiento.
La victoria de Cristo es una lección para nosotros
Cristo soportó la prueba en el terreno del apetito, y por casi seis
semanas resistió la tentación en beneficio del hombre. Aquel largo
ayuno en el desierto iba a ser una lección para la raza caída durante
todas las edades. Cristo no fue vencido por las fuertes tentaciones
del enemigo, y esto es alentador para toda alma que lucha contra la
tentación. Cristo ha hecho posible que todo miembro de la familia
humana resista la tentación. Todos los que vivan vidas piadosas
pueden vencer como Cristo lo hizo, por la sangre del Cordero y
por la palabra de su testimonio. Aquel largo ayuno del Salvador
lo fortaleció para subsistir. Dio evidencia a los hombres de que
empezaría la obra de vencer precisamente donde comenzó la ruina:
en el punto del apetito...
Responsabilidad de médicos y ministros
Necesitamos la influencia del ejemplo correcto de nuestros mé-
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dicos y de nuestros ministros. Que ellos ejerciten su inteligencia
en el control del apetito, para que se fortalezcan así sus facultades
mentales y morales. Hasta donde sea posible, que adopten tales há-
bitos de vida que las energías físicas y mentales se utilicen en forma
equilibrada. El ejercicio de la voz al hablar es una práctica saludable.
Enseñad y vivid prudentemente. Aferraos firmemente a la posición
de que todos, aun nuestros dirigentes, necesitan ejercitar un buen
sentido común en el cuidado de su salud, equilibrando en forma
segura el ejercicio del cuerpo y del cerebro.—
Carta 158, 1909
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