Página 560 - El Ministerio M

Basic HTML Version

556
El Ministerio Médico
y fuérzalos a entrar para que se llene mi casa”. Él dice: “Empezad
en los caminos, trabajadlos enteramente; preparad a un grupo que
en unión con vosotros pueda salir a hacer la misma labor que Cristo
hizo al buscar y salvar a los perdidos”.
Cristo predicó el evangelio a los pobres, pero no circunscribió
sus labores a esta clase. Él trabajó por todos los que querían escuchar
su palabra: no sólo por el publicano y el desechado, sino por el rico
y el letrado fariseo, el noble judío, el centurión y el gobernante
romano. Esta es la clase de obra que siempre se me ha mostrado
que debe hacerse. No debemos esforzarnos por trabajar sólo por las
clases pobres, y hacer de ese trabajo un todo. Hay otros a quienes
debemos traer al Maestro, almas que necesitan la verdad, que llevan
responsabilidades y que trabajarán con toda su habilidad santificada
tanto en sitios elevados como en lugares humildes.
La obra en favor de las clases pobres no tiene límite. Nunca se
terminará, y se la debe tratar como una parte del gran todo. Dar
nuestra primera atención a esta obra, mientras vastas porciones de
la viña del Señor están abiertas al cultivo y aún permanecen sin
recibir el mensaje, es empezar en el lugar equivocado. Lo que el
brazo derecho es al cuerpo, la obra médica misionera es al mensaje
del tercer ángel. Pero el brazo derecho no debe convertirse en todo
[415]
el cuerpo. La obra de buscar a los desechados es importante, pero
no debe convertirse en el centro de nuestra misión.—
Manuscrito 3,
1899
.