Página 588 - El Ministerio M

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El Ministerio Médico
Se necesita fe
Quiera el Señor aumentar nuestra fe y ayudarnos a ver cómo
desea él que nos familiaricemos con su ministerio de sanar y con la
misericordia. Él desea que la luz de su gracia brille desde muchos
lugares. Vivimos en los últimos días. Tiempos agitados están delan-
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te de nosotros. El Señor, que comprende las necesidades de cada
situación, usa las ventajas que se ofrecen a los obreros en varios
lugares, para capacitarlos a fin de que despierten más eficazmente la
atención de la gente. Él sabe las necesidades y requerimientos del
más débil de su rebaño, y envía su propio mensaje a los caminos y
vallados. Él nos ama con un amor eterno...
La luz debe brillar
En nuestros sanatorios debe estimarse la verdad, no desterrarla ni
ocultarla de la vista. La luz debe brillar en rayos claros y definidos.
Estas instituciones son los medios del Señor para el reavivamiento
de la moralidad pura y elevada. No las fundamos como negocio
lucrativo, sino para ayudar a hombres y mujeres a seguir los hábitos
correctos de vida.
Cristo, el gran Médico Misionero, ya no está con nosotros en
persona en este mundo. Pero no ha dejado al mundo en tinieblas.
A sus súbditos ha dado esta comisión: “Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura”, “enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo”. Los grandes temas de la
verdad bíblica han de entrar en el corazón mismo de la sociedad,
para reformar y convertir a hombres y mujeres, y hacerles ver la gran
necesidad de prepararse para obtener las mansiones que Cristo dijo
a sus discípulos que prepararía para los que le amaran...
Una obra unida
Nuestra obra es conocer a Aquel que es el camino, la verdad y
la vida. Debemos interesar a la gente en los temas concernientes
a la salud del cuerpo, como en los que se relacionan con la salud
del alma. Los creyentes tienen un mensaje claro que llevar a fin de
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preparar el camino para el reino de Dios. La voluntad del Señor