No como negocio especulativo
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debe hacerse en la tierra. No tenemos ni un momento que perder en
especulaciones ociosas. “Preparad el camino del Señor, enderezad
sus sendas”, es el mensaje que debemos proclamar. En medio de
toda la confusión que ahora llena al mundo, debe darse un mensaje
claro y decidido.
Algunos serán atraídos por una fase del evangelio y otros por
otra. Nuestro Señor nos instruye a trabajar en tal forma que alcance-
mos a todas las clases sociales. El mensaje debe ir a todo el mundo.
Nuestros sanatorios deben ayudar a completar el número del pueblo
de Dios. No debemos establecer unas pocas instituciones gigan-
tescas; pues de esta forma sería imposible dar a los pacientes los
mensajes que traerían salud al alma. Deben establecerse sanatorios
pequeños en muchos lugares.
Sed vigilantes
Satanás introducirá toda forma de error en un esfuerzo por apartar
a las almas de la obra que debe realizarse en estos últimos días. Debe
haber un despertar decidido, de acuerdo con la importancia de los
temas que presentamos. La conversión de las almas debe ser ahora
nuestro objetivo. Todos los medios para el avance de la causa de Dios
deben colocarse en uso ahora, para que su voluntad pueda hacerse
en la tierra como se hace en el cielo. No podemos atrevernos a ser
irreligiosos o indiferentes ahora. Debemos aprovechar los medios
que el Señor ha colocado en nuestras manos para hacer avanzar la
obra médica misionera mediante este canal para que los paganos
se conviertan. Las maravillosas curaciones que ocurren en nuestros
sanatorios inducirán a las almas a considerar a Cristo como el gran
Sanador del alma y del cuerpo.—
Carta 233, 1905
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