Instituciones de salud en muchos países
Dios ha calificado a su pueblo para que ilumine el mundo. Él
les ha confiado las facultades mediante las cuales deben extender
la obra celestial hasta que ésta circunde el globo. En todas partes
de la tierra deberán establecer sanatorios, escuelas, casas editoras e
instalaciones afines para el cumplimiento de su obra.
El mensaje final del evangelio debe llevarse “a toda nación,
tribu, lengua y pueblo”. En muchos países extranjeros todavía hay
que establecer y llevar a cabo muchas empresas para el progreso
de este mensaje. La apertura de restaurantes saludables y salas de
tratamiento, como la instalación de sanatorios para la atención de
los enfermos y dolientes, es tanto una necesidad en Europa como
en América. En muchos países hay que organizar misiones médicas
para que actúen como manos ayudadoras de Dios en la ministración
de los afligidos.
Cristo coopera con los que se dedican a la obra médica misionera.
Los hombres y mujeres que, desprovistos de egoísmo, hacen lo
que pueden para establecer sanatorios y lugares de tratamiento en
muchos países serán ricamente recompensados. Los que visitan
estas instituciones recibirán beneficio físico, mental y espiritual:
los fatigados renovarán sus fuerzas, los enfermos serán restaurados
a la salud y los afligidos por el pecado serán aliviados. En países
muy lejanos, se escucharán palabras de agradecimiento y melodías
procedentes de quienes han sido apartados del servicio al pecado y
traídos al de la justicia por medio de estos instrumentos. Mediante
sus cantos de agradecida alabanza se dará un testimonio que ganará
a otros a la fidelidad y a la comunión con Cristo.—
Consejos sobre
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la salud, 212
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