Página 224 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
No éramos nosotros los únicos que resultaríamos perjudicados
por esta decisión. Hay que sostener la justicia; la causa de Dios cre-
cería constantemente hasta abarcar el mundo entero como su campo
de acción. Las necesidades de la causa no deben ser determinadas
por la mente de un solo hombre ni por la confusa percepción de
una sola persona. Habrá trabajo importante que se realizará en la
viña moral de Dios, y ningún administrador debiera suponer que
una parte de la obra sobre la que él preside debe absorber todos los
demás intereses...
Se me reveló que mi esposo y yo no debíamos depender de otros,
porque habría personas educadas y preparadas para los negocios
seculares, que trabajarían en nuestras instituciones y nos harían
sentir dependendientes de ellos cuando tuvieran oportunidad de
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hacerlo. Porque no todas las personas tienen el carácter que Dios
quisiera que tengan: tiernas, compasivas y semejantes a Cristo. Dios
desea que cuidemos los recursos financieros que nos ha confiado y
que los usemos en diferentes ramos de su obra; y que estimulemos
a otros con nuestro ejemplo para que inviertan en las diferentes
empresas.—
Carta 14, 1886
.
Inversión de derechos de autor en la obr
—Me piden cons-
tantemente dinero, aunque es muy poco el que recibo. Y a pesar de
mis grandes necesidades, no quiero hacer ninguna transacción que
pudiera parecer injusta hacia nuestras casas editoras.
He invertido recursos, como usted bien lo sabe, en la construc-
ción de capillas y en iniciar diversas empresas en Australia. También
he dado miles de dólares de mis derechos de autor producidos por
mis libros para ayudar a la obra en Europa; y debido a eso ocasio-
nalmente he tenido que tornar dinero prestado para ayudar a mis
propios auxiliares.
Después de su muerte ocurrida en 1915, los derechos de autor producidos por
las obras de Elena G. de White se usaron para cancelar todas sus deudas pendientes.
Por arreglo entre la Corporación Editorial de los Escritos de Elena G. de White y la
Asociación General, los derechos de autor producidos por sus numerosos libros son en la
actualidad propiedad de la Asociación General. La Asociación General, a su vez, efectúa
una asignación presupuestaria anual a la Corporación Editorial, que siempre excede en
dólares el ingreso por concepto de derechos de autor. Ningún miembro de la familia
White recibe ni el más mínimo beneficio por el hecho de haber sido Elena de White una
escritora.