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Notas biográficas de Elena G. de White
Verdad
Los que en este periódico nos calumniaban habían sido
reprobados por sus faltas y errores. No soportaron la reprobación,
y secretamente al principio y abiertamente después, emplearon su
influencia contra nosotros.
El Señor me había mostrado el carácter y el resultado final de
este grupo. El enojo del Señor se dirigía contra cuantos estaban
relacionados con dicho periódico y su mano se alzaba contra ellos,
de suerte que aunque durante algún tiempo pudiesen prosperar, y
engañar a algunas personas sinceras, la verdad triunfaría con el
tiempo, y todas las almas honradas se librarían del engaño que
las había aprisionado, y se apartarían de la influencia de aquellos
malvados contra quienes estaba la mano de Dios, y por lo tanto,
habían de hundirse.
Muerte de Ana White
La Hna. Ana continuó mal de salud. Su padre y su madre y su
hermana mayor vinieron de Maine para visitarla en su aflicción. Ana
estaba tranquila y de buen ánimo. Ella había anhelado grandemente
esta entrevista con sus padres y hermana. Se despidió de ellos,
cuando salieron para regresar a Maine, con la idea de que no se
encontraría más con ellos hasta que Dios llame a sus fieles a la salud
y la inmortalidad.
En los últimos días en que estaba enferma, con sus propias manos
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temblorosas ella arregló sus cosas, dejándolas en perfecto orden, y
disponiéndolas de acuerdo a su criterio. Expresó un gran deseo de
que sus padres aceptaran el sábado, y vivieran cerca de nosotros. “Si
yo creyera que esto ocurriría alguna vez—dijo ella—, yo moriría
perfectamente satisfecha”.
El último trabajo realizado por su mano temblorosa y delgada
fue escribir unas pocas líneas a sus padres. ¿Y no consideró Dios
sus últimos deseos y oraciones en favor de sus padres? En menos de
Los editores de este periódico, por haberse ofendido a causa de los testimonios
directos dados por la Sra. White, y por estar en desacuerdo con los principales escritores
de la
Review and Herald
en cuanto a ciertos puntos de doctrina y gobierno de la iglesia,
emprendieron una guerra encarnizada contra los que antes fueron sus hermanos. Predi-
caron jactanciosamente que su obra sobrepujaría a la de los que publicaban la
Review
.
Después de unos dos años imperó el desacuerdo entre ellos, y el periódico murió por falta
de apoyo
(N. del T.)
.