En la capital de Estados Unidos
337
facultades perceptivas agudas y claras, aprendiendo constantemente
de Cristo, el Maestro que no puede errar”
Siendo que la comisión no había encontrado nada en la vecindad
de Nueva York que llenara los requerimientos necesarios, y en vista
de que en ambas cartas se aconsejaba que la comisión estudiara las
ventajas de Washington, algunos miembros de la misma decidieron
ir a esa ciudad, pero con poca esperanza de encontrar las ventajas
deseadas. Sin embargo resultaron agradablemente sorprendidos.
“No habíamos buscado lugar mucho tiempo—escribió uno de los
miembros de la comisión—, antes de que comenzara a dominarnos
la convicción de que, después de todo, Washington podía ser el lugar
para nuestra sede. A medida que avanzábamos, esta convicción se
hacía más profunda. Hemos encontrado condiciones aquí mucho
más de acuerdo con el consejo recibido, que las que hallamos en
ningún otro lugar”
Poco tiempo después de que los hermanos llegaran a esta con-
vicción, recibieron una tercera carta de la Sra. White, en la que ella
[431]
decía:
“Hemos estado orando por luz con respecto al lugar de nuestra
obra en el este y hemos recibido esa luz de una manera muy decidida.
Me fue dada luz positiva en el sentido de que nos serán ofrecidos
en venta lugares en los cuales se ha gastado mucho dinero por
parte de hombres que tenían dinero para usarlo con liberalidad. Los
propietarios de estos lugares mueren, o su atención es llamada a
algún otro objeto, y su propiedad se ofrece a la venta a un precio
muy bajo.
“Con respecto a Washington, diré que hace veinte años deberían
haberse establecido monumentos conmemorativos para Dios en esa
ciudad, o más bien en sus suburbios...
“Estamos muchos años atrasados en dar el mensaje de adverten-
cia en la ciudad que es la capital de nuestra nación. Una y otra vez
el Señor me ha presentado a Washington como un lugar que ha sido
extrañamente descuidado... Si hay un lugar en donde, por encima de
otros, debe establecerse un sanatorio, y donde debe realizarse obra
evangélica, es Washington...
The Review and Herald, 11 de agosto de 1903
.
The Review and Herald, 20 de agosto de 1903
.