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La predicación de Cristo
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de vida; estáis tratando con mentes capaces del más elevado desarro-
llo. Cristo crucificado, Cristo resucitado, Cristo ascendido al cielo,
Cristo que va a volver, debe enternecer, alegrar y llenar de tal manera
la mente del predicador, que sea capaz de presentar estas verdades
a la gente con amor y profundo fervor. Entonces el predicador se
perderá de vista, y Jesús quedará manifiesto.
Ensalzad a Jesús, los que enseñáis a las gentes, ensalzadlo en
la predicación, en el canto y en la oración. Dedicad todas vuestras
facultades a conducir las almas confusas, extraviadas y perdidas,
al “Cordero de Dios.” Ensalzad al Salvador resucitado, y decid a
cuantos escuchen: Venid a Aquel que “nos amó, y se entregó a sí
mismo por nosotros.
Sea la ciencia de la salvación el centro de
cada sermón, el tema de todo canto. Derrámese en toda súplica. No
pongáis nada en vuestra predicación como suplemento de Cristo,
la sabiduría y el poder de Dios. Enalteced la palabra de vida, pre-
sentando a Jesús como la esperanza del penitente y la fortaleza de
cada creyente. Revelad el camino de paz al afligido y abatido, y
manifestad la gracia y perfección del Salvador.
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Efesios 5:2
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