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La oración por los enfermos
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y delante de las personas que fueron ofendidas. “Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros
pecados, y nos limpie de toda maldad.
Cuando los agravios han sido arreglados, podemos presentar las
necesidades de los enfermos al Señor con fe tranquila, según indique
su Espíritu. El conoce a cada persona por nombre, y cuida de cada
una como si no hubiese en la tierra otra por la cual hubiese dado a
su Hijo amado. Y por ser tan grande e inagotable el amor de Dios,
debe alentarse a los enfermos a confiar en él y a tener buen ánimo.
El sentir ansiedad acerca de sí mismos tiende a causarles debilidad
y enfermedad. Si quieren elevarse por encima de la depresión y la
lobreguez, su perspectiva de restablecimiento será mejor; porque “el
ojo de Jehová” está “sobre los que esperan en su misericordia.
La sumisión a la voluntad de Dios
Al orar por los enfermos, debe recordarse que “qué hemos de
pedir como conviene, no lo sabemos.
No sabemos si la bendición
que deseamos será lo mejor o no. Por lo tanto, nuestras oraciones
deben incluir este pensamiento: “Señor, tú conoces todo secreto del
alma. Tú conoces a estas personas. Jesús, su Abogado, dió su vida
por ellas. Su amor por ellas es mayor que el que podemos tenerles.
Por lo tanto, si es para gloria tuya y para bien de los afligidos,
pedimos, en el nombre de Jesús, que les sea devuelta la salud. Si
no es tu voluntad que les sea devuelta, pedimos que tu gracia las
consuele y tu presencia las sostenga en sus sufrimientos.”
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Dios conoce el fin desde el principio. Conoce el corazón de
todos los hombres. Lee todo secreto del alma. El sabe si, en caso de
serles concedida la vida, podrían o no soportar las pruebas que les
sobrevendrían a aquellos para quienes se ora. El sabe si su vida sería
una bendición o una maldición para ellos mismos y el mundo. Esta es
una de las razones porque, aunque presentemos nuestras peticiones
con fervor, debamos decir: “Empero no se haga mi voluntad, sino
la tuya.
Jesús añadió estas palabras de sumisión a la sabiduría y
1 Juan 1:9
.
Salmos 33:18
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Romanos 8:26
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Lucas 22:42
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