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Obreros Evangélicos
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Hemos de afirmarnos en la fe, en la luz de la verdad que nos
fué dada en nuestra primera experiencia. En aquel tiempo, se nos
presentaba un error tras otro; ministros y doctores traían nuevas
doctrinas. Solíamos escudriñar las Escrituras con mucha oración,
y el Espíritu Santo revelaba la verdad a nuestra mente. A veces
dedicábamos noches enteras a escudriñar las Escrituras y a solicitar
fervorosamente la dirección de Dios. Se reunían con este propósito
compañías de hombres y mujeres piadosos. El poder de Dios bajaba
sobre mí, y yo recibía capacidad para definir claramente lo que es
verdad y lo que es error.
Al ser así delineados los puntos de nuestra fe, nuestros pies se
asentaron sobre un fundamento sólido. Aceptamos la verdad punto
por punto, bajo la demostración del Espíritu Santo. Yo solía quedar
arrobada en visión, y me eran dadas explicaciones. Me fueron dadas
ilustraciones de las cosas celestiales, y del santuario, de manera que
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fuimos colocados donde la luz resplandecía sobre nosotros con rayos
claros y distintos.
Sé que la cuestión del santuario, tal cual la hemos sostenido
durante tantos años, está basada en justicia y verdad. El enemigo es
quien desvía las mentes. Le agrada cuando los que conocen la verdad
se dedican a coleccionar textos para amontonarlos en derredor de
teorías erróneas, que no tienen fundamento de verdad. Los pasajes
de la Escritura así empleados están mal aplicados; no fueron dados
para sostener el error sino para fortalecer la verdad.
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Debemos aprender que los demás tienen tantos derechos como
nosotros. Cuando un hermano recibe nueva luz acerca de las Es-
crituras, debe exponer francamente su opinión, y cada predicador
debe escudriñar las Escrituras con espíritu sincero para ver si los
puntos presentados pueden ser sostenidos por la Palabra inspirada.
“El siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos,
apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que
se oponen: si quizá Dios les dé que se arrepientan para conocer la
verdad.
2 Timoteo 2:24, 25
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