Página 406 - Obreros Evang

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Una sabia distribución de los recursos
Los miembros de la iglesia deben contribuir alegremente al
sostén del ministerio. Deben practicar la renunciación y la economía,
para no quedar atrasados en ningún buen don. Somos peregrinos y
advenedizos, que buscan una patria mejor, y cada alma debe hacer un
pacto con Dios con sacrificio. Es corto el tiempo que nos queda para
salvar almas, y todo lo que no se necesita para suplir necesidades
positivas debe ser traído como ofrenda de acción de gracias a Dios.
Y es deber de los que trabajan en palabra y doctrina revelar
igual renunciación. Descansa una solemne responsabilidad sobre
los que reciben los generosos donativos de la iglesia y administran
los recursos de la tesorería de Dios. Deben estudiar cuidadosamente
las providencias de Dios, para discernir dónde impera la mayor
necesidad. Han de ser colaboradores con Cristo en establecer su
reino en la tierra, en armonía con la oración del Salvador: “Venga
tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la
tierra.
Ha de recibir consideración la obra por todo el mundo. Debemos
entrar en nuevos campos. Recuerden nuestros hermanos que se
requieren muchos recursos y mucho trabajo duro para llevar adelante
la obra en los campos nuevos.
Al hacer planes para la causa en los países extranjeros, se han
de tener en cuenta las dificultades con que se tropieza en ellos, y
debe darse voluntario apoyo a los obreros. Los que están en el centro
de la causa deben examinar detenidamente las necesidades de los
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diferentes campos; porque son dispensadores de Dios, designados
para la extensión de la verdad por todas partes del mundo. Son
inexcusables si quedan ignorantes acerca de las necesidades de la
obra. Deben conocer las ventajas y dificultades de cada campo,
y luego con un espíritu de abnegado interés deben trabajar por el
progreso de la causa en conjunto.
Mateo 6:10
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