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Obreros Evangélicos
No permitáis que pensamientos de amargura continúen llenando su
mente y la vuestra. Id a vuestro hermano y habladle del asunto con
humildad y sinceridad.
El carácter de la ofensa, sea cual fuere, no cambia el plan que
Dios trazó para el arreglo de malentendidos y daños personales.
Hablando a solas y con el espíritu de Cristo al que cometió la falta,
se suprimirá a menudo la dificultad. Id al que yerra, con un corazón
lleno del amor y simpatía de Cristo, y tratad de arreglar el asunto.
Razonad con él serena y tranquilamente. No dejéis escapar palabras
airadas. Hablad de una manera que apele a su mejor criterio. Re-
cordad las palabras: “El que hubiere hecho convertir al pecador del
error de su camino, salvará un alma de muerte, y cubrirá multitud de
pecados.
Llevad a vuestro hermano el remedio que curará la enfermedad
del desafecto. Haced vuestra parte para ayudarlo. Por amor a la paz
y unidad de la iglesia, tened por privilegio y por deber el hacer esto.
Si él os oye, lo habréis ganado como amigo.
Todo el cielo está interesado en la entrevista del que fué per-
judicado con el que está en error. Cuando el que yerra acepta la
reprensión presentada en el amor de Cristo, y reconoce su mal, pi-
diendo perdón a Dios y a su hermano, llena su corazón el gozo del
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cielo. Acabó la controversia; queda restaurada la amistad y la con-
fianza. El aceite del amor suprime el ardor causado por el daño; el
Espíritu de Dios liga corazón con corazón; y hay en el cielo música
por la unión obtenida.
Y cuando los que así se unen en compañerismo cristiano, elevan
oración hacia Dios, y se comprometen a obrar con justicia, a amar
la misericordia, y a andar humildemente con Dios, reciben gran
bendición. Si perjudicaron a otros, siguen la obra de arrepentimiento,
confesión y restitución, plenamente dispuestos a hacer bien unos a
otros. Esto es cumplir la ley de Cristo.
“Mas si no te oyere, toma aun contigo uno o dos, para que en
boca de dos o tres testigos conste toda palabra.” Llevad con vosotros
a quienes sean espirituales, y hablad con el que está en error acerca
del mal que hizo. Puede ser que ceda a los llamados unidos de sus
Santiago 5:20
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