Página 58 - Obreros Evang

Basic HTML Version

54
Obreros Evangélicos
vida, nunca perdió de vista el gran propósito, el de proseguir hacia
el blanco de su alta vocación.
Pablo llevaba consigo la atmósfera del cielo. Todos los que se
asociaban con él sentían la influencia de su unión con Cristo. El he-
cho de que su propia vida ejemplificara la verdad que él proclamaba,
daba poder convincente a su predicación. En esto reside la fuerza de
la verdad. La influencia natural e inconsciente de una vida santa es
el sermón más convincente que pueda predicarse en favor del cris-
tianismo. Los argumentos, aun cuando sean incontestables, pueden
provocar tan sólo oposición; mientras que un ejemplo piadoso tiene
un poder al cual es imposible resistir completamente.
El corazón del apóstol ardía de amor por los pecadores, y él
dedicaba todas sus energías a la obra de ganar almas. Nunca vivió
obrero más abnegado y perseverante. Las bendiciones que recibía
las apreciaba como otras tantas ventajas que debía emplear para
beneficio de otros. El no perdía oportunidad de hablar del Salva-
dor o de ayudar a quienes estuviesen en dificultades. Dondequiera
que pudiese encontrar auditorio, trataba de contrarrestar el mal y
encaminar los pies de hombres y mujeres por la senda de justicia.
Pablo no se olvidaba nunca de la responsabilidad que pesaba
sobre él como ministro de Cristo; ni de que si se perdían almas
[61]
por infidelidad de su parte, Dios lo tendría por responsable. “Yo os
protesto el día de hoy—declaró,—que yo soy limpio de la sangre
de todos.
“Del cual yo Pablo soy hecho ministro—dice hablando
del Evangelio,—según la dispensación de Dios que me fué dada
en orden a vosotros, para que cumpla la palabra de Dios, a saber,
el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, mas
ahora ha sido manifestado a sus santos: a los cuales quiso Dios
hacer notorias las riquezas de la gloria de este misterio entre los
gentiles; que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria: el cual
nosotros anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando en
toda sabiduría, para que presentemos a todo hombre perfecto en
Cristo Jesús: en lo cual aun trabajo, combatiendo según la operación
de él, la cual obra en mí poderosamente.
Hechos 20:26
.
Colosenses 1:25-29
.