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Obreros Evangélicos
refinamiento, han ido al otro extremo, el cual es tan plenamente
perjudicial como el primero. Se niegan a recibir el pulimento y
refinamiento que Cristo desea que sus hijos posean. El predicador
debe recordar que es un educador, y si en sus modales y conversación
es grosero y falto de cultura, aquellos que tengan menos saber y
experiencia imitarán su ejemplo.
Un conocimiento superficial
Nunca debe un joven predicador contentarse con un conocimien-
to superficial de la verdad, porque no sabe adónde puede pedírsele
que testifique para Dios. Muchos tendrán que comparecer ante reyes
y sabios de la tierra para dar razón de su fe. Aquellos que tienen un
entendimiento tan sólo superficial de la verdad no han llegado a ser
obreros que no tienen de qué avergonzarse. Quedarán confundidos,
y no podrán exponer claramente las Escrituras.
Es un hecho lamentable que el progreso de la causa se vea impe-
dido por falta de obreros educados. Muchos carecen de calificaciones
morales e intelectuales. No imponen severos ejercicios a su mente,
no cavan en busca del tesoro oculto. Y como desnata
tan sólo la
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superficie, obtienen tan sólo aquel conocimiento que se halla en la
superficie.
¿Creen los hombres que podrán, bajo la presión de las circuns-
tancias, lograr una posición importante, cuando han dejado de pre-
pararse y disciplinarse para la obra? ¿Se imaginan que pueden ser
instrumentos pulidos en las manos de Dios para la salvación de
las almas, si no han aprovechado las oportunidades de obtener ido-
neidad para la obra que tuvieron a su alcance? La causa de Dios
pide hombres cabales, que puedan trazar planes, edificar y organizar.
Todos aquellos que aprecian las probabilidades y posibilidades de la
obra para este tiempo, tratarán de obtener por ardoroso estudio todo
el conocimiento que puedan sacar de la Palabra, para emplearlo en
servir a las almas menesterosas y enfermas de pecado.
Un predicador no debe nunca pensar que aprendió lo suficiente
y que puede cejar en sus esfuerzos. Su educación debe continuar
durante toda la vida. Cada día debe aprender y poner en práctica el
conocimiento adquirido.
4—O. E.