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El poder de la oración
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Los que no están dispuestos a dejar todo pecado y buscar seria-
mente la bendición de Dios, no la alcanzarán. Pero todos los que
se afirmen en las promesas de Dios como lo hizo Jacob, y sean tan
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vehementes y constantes como lo fue él, alcanzarán el éxito que él
alcanzó.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 201, 202
.
La alabanza y la gratitud confieren poder a nuestras oraciones
¿Consistirán nuestros ejercicios de devoción en pedir y recibir?
¿Estaremos siempre pensando en nuestras necesidades y nunca en
los beneficios que recibimos? ¿Recibiremos las mercedes del Señor,
y nunca le expresaremos nuestra gratitud, nunca lo alabaremos por
lo que ha hecho por nosotros? No oramos demasiado, pero somos
demasiado parsimoniosos en cuanto a dar las gracias. Si la bondad
amante de Dios provocase más agradecimiento y alabanza, tendría-
mos más poder en la oración. Abundaríamos más y más en el amor
de Dios, y él nos proporcionaría más dádivas por las cuales alabarle.
Vosotros que os quejáis que Dios no oye vuestras oraciones, cam-
biad el orden actual, y mezclad alabanzas con vuestras peticiones.
Cuando consideréis su bondad y misericordia, hallaréis que él tiene
en cuenta vuestras necesidades.
Orad, orad fervientemente y sin cesar, pero no os olvidéis de
alabar a Dios.—
Testimonios para la Iglesia 5:297
.
El poder de la oración produce frutos en nuestra obra para
Dios
Los que están en las tinieblas del error han sido comprados con la
sangre de Cristo. Son el fruto de sus sufrimientos, y ha de trabajarse
por ellos. Que nuestros colportores sepan que están trabajando por
el avance del reino de Cristo. Él les enseñará, mientras avancen
para hacer la obra que Dios les ha señalado, a amonestar al mundo
acerca del juicio que se aproxima. Acompañado por el poder de
persuasión, el poder de la oración, el poder del amor de Cristo, la
obra del evangelista no puede quedar ni quedará sin fruto. Pensad
en el interés que el Padre y el Hijo tienen en esta obra. Así como el
Padre ama al Hijo, el Hijo ama a los que son suyos, los que trabajan
como él trabajó para salvar a las almas que perecen. Nadie necesita
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