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La Oración
dará liberalmente de su Espíritu. Sed fervientes en la oración, y
velad en el Espíritu.—
Testimonios para los Ministros, 521
.
Satanás teme que el pueblo de Dios ore pidiendo el Espíritu
Santo
Nada hay que Satanás tema tanto como que el pueblo de Dios
limpie el camino de todo obstáculo, de modo que el Señor pueda
[148]
derramar su Espíritu sobre una iglesia languideciente y una con-
gregación impenitente. Si Satanás saliera con la suya, no habría,
hasta el fin del tiempo, otro despertar, grande ni pequeño. Pero no
ignoramos sus ardides. Es posible resistir a su poder. Cuando se haya
preparado el camino para el Espíritu de Dios, vendrá la bendición.
Tan ciertamente como que Satanás no puede cerrar las ventanas del
cielo para que no caiga lluvia sobre la tierra, no puede impedir que
una lluvia de bendición caiga sobre el pueblo de Dios. Ni los hom-
bres perversos ni los demonios pueden obstaculizar la obra de Dios
ni impedir su presencia en las asambleas de su pueblo, si este, con
corazón contrito y sumiso, confiesa y aparta sus pecados, y reclama
con fe sus promesas.—
Mensajes Selectos 1:144, 145
.
El espíritu acompaña cada oración sincera
La religión que proviene de Dios es la única que conducirá a
Dios. A fin de servirle debidamente, debemos nacer del Espíritu
divino. Esto purificará el corazón y renovará la mente, dándonos
una nueva capacidad para conocer y amar a Dios. Nos inspirará una
obediencia voluntaria a todos sus requerimientos. Tal es el verdadero
culto. Es el fruto de la obra del Espíritu Santo. Por el Espíritu es
formulada toda oración sincera, y una oración tal es aceptable para
Dios. Siempre que un alma anhela a Dios, se manifiesta la obra del
Espíritu, y Dios se revelará a esa alma. Él busca adoradores tales.
Espera para recibirlos y hacerlos sus hijos e hijas.—
El Deseado de
Todas las Gentes, 159, 160
.