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La Oración
favorecido grandemente no han de sentirse seguros ni tampoco des-
cuidar el velar y orar. Así ha resultado para los que con humildad
han procurado aprender lo que Dios quiso enseñar con esa lección.
De generación en generación, miles han sido así inducidos a darse
cuenta de su propio peligro frente al poder tentador del enemigo
común. La caída de David, hombre que fue grandemente honrado
por el Señor, despertó en ellos la desconfianza de sí mismos. Com-
prendieron que solo Dios podía guardarlos por su poder mediante la
fe. Sabiendo que en él estaba la fortaleza y la seguridad, temieron
dar el primer paso en tierra de Satanás.—
Historia de los Patriarcas y
Profetas, 783, 784
.
El señor respondió a la oración de David en solicitud de perdón
Una de las más fervientes oraciones registradas en la Palabra
de Dios es la de David cuando suplicó: “Crea en mí, oh Dios, un
corazón limpio”. La respuesta de Dios frente a una oración tal es: Te
daré un corazón nuevo. Esta es una obra que ningún hombre finito
puede hacer. Los hombres y mujeres deben comenzar por el prin-
cipio: buscar a Dios con sumo fervor en procura de una verdadera
experiencia cristiana. Deben sentir el poder creador del Espíritu San-
to. Deben recibir el nuevo corazón, es decir tienen que mantenerlo
dócil y tierno por la gracia del cielo. Debe limpiarse el alma del
espíritu egoísta. Deben trabajar fervientemente y con humildad de
corazón, acudiendo cada uno a Jesús en busca de conducción y valor.
Entonces el edificio, debidamente ensamblado, crecerá hasta ser un
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templo santo en el Señor.—
Comentario Bíblico Adventista 4:1186
.
Salomón
En el principio de su reinado, Salomón oró así: “Jehová Dios
mío, tú has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre:
y yo soy mozo pequeño, que no sé cómo entrar ni salir”.
1 Reyes
3:7
.
Salomón había sucedido a David su padre en el trono de Israel.
Dios le honró muchísimo, y sabemos que Salomón llegó a ser más
tarde el mayor, el más rico y el más sabio de los reyes que se hayan
sentado sobre un trono terrenal. En el principio de su reinado, por
influencia del Espíritu Santo, Salomón comprendió la solemnidad