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Hombres y mujeres de oración
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de sus responsabilidades, y aunque rico en talentos y capacidades,
admitió que sin el auxilio divino era tan incapaz frente a su tarea
como un mozo pequeño. Jamás fue Salomón más rico o más sabio o
más grande que cuando hizo a Dios esta confesión: “Yo soy mozo
pequeño, que no sé cómo entrar ni salir”...
“Y agradó delante de Jehová que Salomón pidiese esto. Y díjole
Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos
días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos,
mas demandaste para ti inteligencia para oír juicio; he aquí lo he
hecho conforme a tus palabras: he aquí que te he dado corazón
sabio y entendido, tanto que no haya habido antes de ti otro como
tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te
he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria: tal, que entre
los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Ahora, he aquí
las condiciones: “Y si anduvieras en mis caminos, guardando mis
estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo
alargaré tus días...
Todos los que ocupan puestos de responsabilidad necesitan
aprender la lección encerrada en la humilde oración de Salomón.
Deben recordar siempre que un cargo no cambia el carácter del que
lo desempeña ni le hace infalible. Cuánto más alto esté colocado un
hombre, tanto mayores serán sus responsabilidades y más vasta su
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influencia; tanto más necesitará comprender lo mucho que depende
de la fuerza y sabiduría divinas y lo mucho que necesita cultivar un
carácter santo y perfecto.—
Joyas de los Testimonios 3:428, 429
.
¡Cómo es que, en el caso de Salomón, un carácter naturalmente
osado, firme y resuelto, se torna débil y vacilante, y se sacude como
una caña en el viento ante el poder del tentador! ¡Cómo es que un
viejo y torcido cedro del Líbano, un robusto roble de Basán, puede
doblarse ante las ráfagas de la tentación! He aquí una lección para
todos los que desean salvar sus almas, la de velar continuamente
en oración. He aquí una advertencia a mantener la gracia de Cristo
siempre en el corazón, a batallar con las corrupciones internas y las
tentaciones de afuera.—
Manuscript Releases 21:383
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