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La Oración
a venir y morar en el alma como huésped celestial.—
El Camino a
Cristo, 99
.
No siempre es necesario arrodillarse para orar. Cultivad la cos-
tumbre de conversar con el Salvador cuando estéis solos, cuando
andéis o estéis ocupados en vuestro trabajo cotidiano. Elévese el co-
razón de continuo en silenciosa petición de ayuda, de luz, de fuerza,
de conocimiento. Sea cada respiración una oración.—
El Ministerio
de Curación, 408
.
La oración nos lleva a la presencia de Dios
La oración, ya se eleve en público, ya se ofrezca sobre el altar de
la familia o en secreto, coloca al hombre directamente en presencia
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de Dios. Mediante la oración constante los jóvenes pueden adquirir
principios tan firmes que ni siquiera las tentaciones más arrolladoras
los aparten de su fidelidad hacia Dios.—
Mi vita hoy, 18
.
Más oración personal
Debemos orar mucho en secreto. Cristo es la vid, y nosotros los
sarmientos. Y si queremos crecer y fructificar, debemos absorber
continuamente savia y nutrición de la viviente Vid, porque separados
de ella no tenemos fuerza.
Pregunté al ángel por qué no había más fe y poder en Israel. Me
respondió: “Soltáis demasiado pronto el brazo del Señor. Asediad el
trono con peticiones, y persistid en ellas con firme fe. Las promesas
son seguras”.—
Primeros Escritos, 73
.
Vivir así, dependiendo de la Palabra de Dios, significa entregarle
toda la vida. Se experimentará una permanente sensación de necesi-
dad y dependencia, una búsqueda de Dios por parte del corazón. La
oración es una necesidad porque es la vida del alma. La oración en
familia, la oración en público, tienen su lugar, pero es la comunión
secreta con Dios la que sostiene la vida del alma.—
La Educación,
258
.
Oh, ¿conocemos a Dios como deberíamos? ¡Qué alivio, qué gozo
deberíamos tener si aprendiéramos diariamente la lección que él
desea que aprendamos! Debemos conocerlo en forma experimental.
Esto será benéfico para que pasemos más tiempo en oración secreta,