Capítulo 31—Recibir para da
Cristo estaba continuamente recibiendo del Padre a fin de com-
partir lo recibido con nosotros. “La palabra que habéis oído ¿dijo
él?, no es mía, sino del Padre que me envió”.
Juan 14:24
. “El Hijo
del hombre no vino para ser servido, sino para servir”.
Mateo 20:28
.
Él vivió, pensó y oró, no para sí mismo, sino para los demás. De las
horas pasadas en comunión con Dios él volvía mañana tras mañana,
para traer la luz del cielo a los hombres. Diariamente recibía un nue-
vo bautismo del Espíritu Santo. En las primeras horas del nuevo día,
Dios lo despertaba de su sueño, y su alma y sus labios eran ungidos
con gracia para que pudiese impartirla a los demás. Sus palabras
le eran dadas frescas de las cortes del cielo para que las hablase
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en sazón al cansado y oprimido. Él dice: “El Señor Jehová me dio
lengua de sabios, para saber hablar en sazón palabra al cansado;
despertará de mañana, despertaráme de mañana oído, para que oiga
como los sabios”.
Isaías 50:4
.
Los discípulos de Cristo estaban muy impresionados por sus ora-
ciones y por su hábito de comunicación con Dios. Un día, tras una
corta ausencia del lado de su Señor, lo encontraron absorto en una
súplica. Al parecer inconsciente de su presencia, él siguió orando
en voz alta. Los corazones de los discípulos quedaron profunda-
mente conmovidos. Cuando terminó de orar, exclamaron: “Señor,
enséñanos a orar”.
En respuesta repitió el Padrenuestro, como lo había dado en el
Sermón de la Montaña. Y luego, en una parábola, ilustró la lección
que deseaba enseñarles.
“¿Quién de vosotros—les dijo—tendrá un amigo, e irá a él a
medianoche, y le dirá: Amigo, prestame tres panes, porque un amigo
mío ha venido a mí de camino, y no tengo qué ponerle delante; y el
de dentro respondiendo dijere: No me seas molesto; la puerta está ya
cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme,
y darte? Os digo, que aunque no se levante a darle por ser su amigo,
Este capítulo aparece en
Palabras de Vida del Gran Maestro, 105-115
.
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