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La Oración
del mundo entero! Enoc, de corazón puro y vida santa, puso su fe en
el triunfo de la justicia frente a una generación corrupta y burladora;
Noé y su casa resistieron a los hombres de su época, hombres de
gran fuerza física y mental, y de la más degradada moralidad; los
hijos de Israel, que junto al Mar Rojo no eran más que una indefensa
y aterrorizada multitud de esclavos, resistieron al más poderoso
ejército de la más poderosa nación del globo; David, que era solo
un pastorcillo a quien Dios le había prometido el trono, resistió a
Saúl, el monarca reinante, dispuesto a no ceder su poder. El mismo
hecho se destaca en el caso de Sadrac y sus compañeros en el horno
de fuego y Nabucodonosor en el trono; Daniel entre los leones y sus
enemigos en los puestos elevados del reino; Jesús en la cruz y los
sacerdotes y príncipes judíos que presionaron al gobernador romano
para que hiciera su voluntad; Pablo encadenado y condenado a sufrir
la muerte de un criminal, y Nerón, déspota de un imperio mundial.
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No solo en la Biblia se encuentran estos ejemplos. Abundan
en los anales del progreso humano. Los valdenses y los hugonotes,
Wiclef y Hus, Jerónimo y Lutero, Tyndale y Knox, Zinzendorf y
Wesley, y muchos más, han dado testimonio del poder de la Palabra
de Dios contra el poder y el proceder humanos que apoyan al mal.
Estos constituyen la verdadera nobleza del mundo. Constituyen su
realeza. Se invita a los jóvenes de hoy a ocupar sus lugares.
La fe es necesaria tanto en los asuntos más pequeños como
en los mayores de la vida. En todos nuestros negocios y nuestras
ocupaciones diarias, la fuerza sustentadora de Dios llega a ser real
para nosotros por medio de una confianza constante.
Considerada en su aspecto humano, la vida es para todos un
sendero desconocido. Es un camino por el cual, en lo que a nuestras
más íntimas experiencias se refiere, andamos solos. Ningún otro
ser humano puede penetrar plenamente en nuestra vida íntima. Al
emprender el niño ese viaje en el cual tarde o temprano deberá
escoger su curso y decidir las consecuencias de la vida para la
eternidad, ¡cuán ferviente debería ser el esfuerzo hecho para dirigir
su fe al Guía y Ayudador infalible!
Como escudo contra la tentación e inspiración para ser puros y
sinceros, ninguna influencia puede igualar a la de la sensación de
la presencia de Dios. “Todas las cosas están desnudas y abiertas a
los ojos de Aquel a quien tenemos que dar cuenta”. “Muy limpio