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La Oración
obtenida al orar a Dios, sumada a los esfuerzos infatigables para
acostumbrar la mente a ser más considerada y atenta, nos prepara
para los deberes diarios, y preserva la paz del espíritu, bajo todas las
circunstancias.—
El Discurso Maestro de Jesucristo, 72, 73
.
Que nada nos desvíe del estudio de la Biblia y de la oración
ferviente
Que ninguna cosa, por preciada que sea, por amada que sea, ab-
sorba vuestra atención y vuestros afectos, y que os desvíe del estudio
de la Palabra de Dios o de la oración sincera. Velad en oración. Vivid
vuestros propios pedidos.—
Testimonios para la Iglesia 8:60
.
La fe como elemento esencial de la oración
La oración eficaz tiene otro elemento: la fe. “Porque es preciso
que el que viene a Dios, crea que existe, y que se ha constituido
remunerador de los que le buscan”.
Hebreos 11:6
. Jesús dijo a
sus discípulos: “Todo cuanto pidiereis en la oración, creed que lo
recibisteis ya; y lo tendréis”.
Marcos 11:24
.—
El Camino a Cristo,
95
.
“Porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay,
y que es galardonador de los que le buscan”. “Si demandáremos
alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que
él nos oye en cualquier cosa que demandáremos, sabemos que tene-
mos las peticiones que le hubiéremos demandado”.
Hebreos 11:6
;
1
Juan 5:14, 15
. Con la fe perseverante de Jacob, con la persistencia
inflexible de Elías, podemos presentar nuestras peticiones al Padre,
solicitando todo lo que ha prometido. El honor de su trono está em-
peñado en el cumplimiento de su palabra.—
La Historia de Profetas
y Reyes, 116
.
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La oración como evidencia de nuestra confianza en Dios
El Señor dice: “Invócame en el día de la angustia”.
Salmos 50:15
.
Él nos invita a presentarle lo que nos tiene perplejos y lo que hemos
menester, y nuestra necesidad de la ayuda divina. Nos aconseja ser
constantes en la oración. Tan pronto como las dificultades surgen,
debemos dirigirle nuestras sinceras y fervientes peticiones. Nuestras