Página 131 - Primeros Escritos (1962)

Basic HTML Version

Preparación para la venida de Crist
Amados Hermanos y Hermanas: ¿Creemos con todo nuestro
corazón que Cristo va a venir pronto y que tenemos ahora el último
mensaje de misericordia que haya de ser dado a un mundo culpable?
¿Es nuestro ejemplo lo que debiera ser? Por nuestra vida y santa
conversación, ¿revelamos a los que nos rodean que estamos espe-
rando la gloriosa aparición de nuestro Señor y Salvador Jesucristo,
quien cambiará estos viles cuerpos y los transformará a semejanza
de su glorioso cuerpo? Temo que no creamos ni comprendamos estas
cosas como debiéramos. Los que creen las verdades importantes
que profesamos, deben obrar de acuerdo con su fe. Hay demasiada
búsqueda de las diversiones y de las cosas que llaman la atención
en este mundo; los pensamientos se espacian demasiado en la vesti-
menta, y la lengua se dedica demasiado a menudo a conversaciones
livianas y triviales, que desmienten lo que profesamos, pues nuestra
conversación no está en los cielos, de donde esperamos al Salvador.
Los ángeles están velando sobre nosotros y nos guardan; pero
a menudo los agraviamos participando en conversaciones triviales,
en bromas, y también descendiendo a una negligente condición de
estupor. Aunque de vez en cuando hagamos un esfuerzo para obtener
la victoria, y la obtengamos, no obstante, si no la conservamos y,
volviendo a la condición anterior de descuido e indiferencia, nos de-
mostramos incapaces de hacer frente a las tentaciones y de resistir al
enemigo, no soportamos la prueba de nuestra fe que es más preciosa
que el oro. No estamos sufriendo por Cristo, ni nos gloriamos en la
tribulación.
[112]
Hay una gran falta de fortaleza cristiana y no se sirve a Dios por
principio. No debemos procurar agradar al yo, sino honrar y glorificar
a Dios, y en todo lo que hagamos y digamos procurar sinceramente
su gloria. Si permitimos que impresionen nuestros corazones las
siguientes frases importantes, y las recordamos siempre, no caeremos
fácilmente en tentación, y nuestras palabras serán pocas y bien
[
De la
Review
del 17 de febrero de 1853.
]
127