Página 114 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Palabras de Vida del Gran Maestro
defenderá presto”. Cristo presenta aquí un agudo contraste entre el
juez injusto y Dios. El juez cedió a la petición de la viuda simple-
mente por egoísmo, a fin de quedar aliviado de su importunidad. No
sentía por ella ni piedad ni compasión; su miseria no le importaba
nada. ¡Cuán diferente es la actitud de Dios hacia los que lo buscan!
Las súplicas de los menesterosos y angustiados son consideradas
por él con infinita compasión.
La mujer que suplicó justicia al juez había perdido a su marido
por la muerte. Pobre y sin amigos, no tenía medios de salvar su for-
tuna arruinada. Así, por el pecado, el hombre ha perdido su relación
con Dios. Por sí mismo no puede salvarse, pero en Cristo somos
acercados al Padre. Los elegidos de Dios son caros a su corazón. Son
aquellos a quienes él ha llamado de las tinieblas a su luz admirable,
para manifestar su alabanza, a fin de que resplandezcan como luces
en medio de las tinieblas del mundo. El juez injusto no tenía interés
especial en la viuda que lo importunaba pidiéndole liberación; sin
embargo, a fin de deshacerse de sus lastimeras súplicas, la oyó, y la
libró de su adversario. Pero Dios ama a sus hijos con amor infinito.
Para él el objeto más caro que hay en la tierra es su iglesia.
“Porque la parte de Jehová es su pueblo; Jacob la cuerda de
su heredad. Hallólo en tierra de desierto, y en desierto horrible y
yermo; trájolo alrededor, instruyólo, guardólo como la niña de su
ojo”. “Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Después de la
gloria me enviará él a las gentes que os despojaron: porque el que
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os toca, toca a la niña de su ojo”
La oración de la viuda: “Hazme justicia de mi adversario”, repre-
senta la oración de los hijos de Dios. Satanás es su gran adversario.
Es “el acusador de nuestros hermanos”
el cual los acusa delante
de Dios día y noche. Está continuamente obrando para representar
falsamente y acusar, engañar y destruir al pueblo de Dios. Y en esta
parábola Jesús enseña a sus discípulos a orar por la liberación del
poder de Satanás y sus agentes.
En la profecía de Zacarías, se pone de manifiesto la obra de
acusador que hace Satanás, y la obra de Cristo de resistir al adver-
sario de su pueblo. El profeta dice: “Y mostróme a Josué, el gran
sacerdote, el cual estaba delante del ángel de Jehová; y Satán estaba
a su mano derecha para serle adversario. Y dijo Jehová a Satán:
Jehová te reprenda, oh Satán; Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te