Página 115 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

Basic HTML Version

La fuente del poder vencedor
111
reprenda. ¿No es éste tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba
vestido de vestimentas viles, y estaba delante del ángel”
El pueblo de Dios está representado aquí por un criminal en el
juicio. Josué, como sumo sacerdote, está pidiendo una bendición para
su pueblo, que está en gran aflicción. Mientras está intercediendo
delante de Dios, Satanás está a su diestra como adversario suyo.
Acusa a los hijos de Dios, y hace aparecer su caso tan desesperado
como sea posible. Presenta delante del Señor sus malas acciones y
defectos. Muestra sus faltas y fracasos, esperando que aparezcan de
tal carácter a los ojos de Cristo que él no les preste ayuda en su gran
necesidad. Josué, como representante del pueblo de Dios, está bajo la
condenación, vestido de ropas inmundas. Consciente de los pecados
de su pueblo, se siente abatido por el desaliento. Satanás oprime su
alma con una sensación de culpabilidad que lo hace sentirse casi
sin esperanza. Sin embargo, ahí está como suplicante, frente a la
oposición de Satanás.
[132]
La obra de Satanás como acusador empezó en el cielo. Esta ha
sido su obra en la tierra desde la caída del hombre, y será su obra
en un sentido especial mientras nos acercamos al fin de la historia
de este mundo. A medida que ve que su tiempo se acorta, trabaja
con mayor ardor para engañar y destruir. Se aíra cuando ve en la
tierra un pueblo que, aun con su debilidad y carácter pecaminoso,
tiene respeto por la ley de Jehová. Está resuelto a hacer que ese
pueblo no obedezca a Dios. Se deleita en su indignidad, y tiene lazos
preparados para cada alma, a fin de que todos queden entrampados
y separados de Dios. Trata de acusar y condenar a Dios y a todos
los que luchan por llevar a cabo sus propósitos en este mundo, con
misericordia y amor, con compasión y perdón.
Toda manifestación del poder de Dios en favor de su pueblo
despierta la enemistad de Satanás. Cada vez que Dios obra en su
favor, Satanás y sus ángeles obran con renovado vigor para lograr su
ruina. Tiene celos de todos aquellos que hacen de Cristo su fuerza.
Su objeto consiste en instigar al mal, y cuando tiene éxito arroja
toda la culpa sobre los tentados. Señala sus ropas contaminadas, sus
caracteres deficientes. Presenta su debilidad e insensatez, su pecado
e ingratitud, su carácter distinto al de Cristo, que ha deshonrado a su
Redentor. Todo esto lo presenta como un argumento que prueba su
derecho a destruirlos a voluntad. Se esfuerza por espantar sus almas