Página 124 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frio ni caliente, te vomitaré
de mi boca”. El que aprecia el amor de Cristo será un ferviente
colaborador de Jesús para traer almas como gavillas al Maestro.
Todos los que están relacionados con Cristo hacen siempre una obra
cabal. Llevan fruto para su gloria. Pero la indolencia, el descuido y
la frivolidad separan al alma de Cristo, y Satanás puede introducirse
para realizar su voluntad en el pobre súbdito mundano. Tenemos
una gran verdad, pero por la indiferencia y el descuido, la verdad
ha perdido su fuerza sobre nosotros. Satanás se ha introducido con
sus engañosas tentaciones, apartando a los profesos seguidores de
Cristo de su Líder. Así se clasifican ellos entre las vírgenes fatuas.
El Señor viene, y ahora necesitamos el aceite de la gracia en
las vasijas de nuestras lámparas. Pregunto: ¿Quién estará de parte
del Señor? Antes que Jesús se fuera, prometió regresar de nuevo, y
recibirnos a sí mismo, “para que donde yo estoy—dijo él—, vosotros
también estéis”. Somos extranjeros y peregrinos en este mundo.
Hemos de esperar, velar, orar y trabajar. Toda la mente, toda el alma,
todo el corazón, y toda la fuerza han sido comprados por la sangre
del Hijo de Dios. No hemos de creer que tenemos el deber de usar
un ropaje de peregrino precisamente de un color o de una forma
tales, sino que hemos de emplear el atavío prolijo y modesto que
la Palabra inspirada nos enseña a usar. Si nuestros corazones están
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unidos con el corazón de Cristo, tendremos un deseo muy intenso
de ser vestidos de su justicia. Nada se colocará sobre la persona para
atraer la atención, o para crear polémica.
¡Cristianismo
: cuántos hay que no saben lo que es! No es algo
que nos colocamos por fuera. Es una vida infundida dentro de noso-
tros por la vida de Jesús. Significa que estamos usando el manto de
la justicia de Cristo. Con respecto al mundo, los cristianos dirán: No
intervenimos en política. Dirán resueltamente: Somos peregrinos
y extranjeros; nuestra ciudadanía es la de arriba. No se los verá
eligiendo compañeros para divertirse. Dirán: Ya no nos infatuamos
con cosas pueriles. Somos peregrinos y advenedizos, esperamos
una ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es
Dios
[
Estudio adicional:
Fundamentals of Christian Education, 107-112, 174-180
;
Joyas
de los Testimonios 3:361-365, 368-371
;
Testimonies for the Church 9:200, 201
.
]