Página 189 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Capítulo 9—Obreros dirigidos por Dios
Dios, el principal obrer
Los tiempos son cada vez más duros, y es difícil obtener dinero,
pero Dios nos abrirá el camino por medio de fuentes ajenas a nuestro
pueblo. No me explico por qué algunos se oponen a que recibamos
donativos de parte de aquellos que no son de nuestra fe. Sólo pueden
hacerlo asumiendo puntos de vista extremos y haciendo objeciones
que no están autorizados a hacer. Este mundo es de Dios, y si Dios
puede guiar a los agentes humanos de tal manera que entremos
en posesión del terreno que ha estado en poder del enemigo, para
que el mensaje sea proclamado en regiones lejanas, ¿bloquearán los
hombres el camino con sus nociones estrechas? Esta escrupulosidad
es cualquier cosa menos saludable. El Espíritu Santo no induce a los
hombres a seguir una conducta tal.
Sean todos cuidadosos acerca de cómo se interponen a sí mis-
mos entre Dios, el gran Obrero Principal, y su pueblo. Deberíamos
ver y reconocer las obras de su providencia e inclinarnos ante su
autoridad. Atienda todo mensajero de Dios su tarea específica y no
se apresure a hacer una obra que sólo responde a su propia sabiduría
y planeamiento. Acudan los mensajeros del Señor al propiciatorio a
fin de recibir sabiduría y gracia para conocer a Dios y comprender
la forma en que obra. El conocimiento de Dios les dará mentes equi-
libradas y sano juicio para que no se muevan en forma impulsiva en
este tiempo importante y crítico de la historia de la tierra.
Debida consideración
No es la voluntad de Dios que algunos de sus siervos se muevan
en forma precipitada y tengan opiniones estrechas. El quiere que
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esperen pacientemente y manifiesten debida consideración. Todo
paso debe ser dado con juicioso cuidado y después de mucha oración.
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Los artículos de esta sección proceden también del N
o
3 de
Special Testimonies to
Ministers and Workers
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