Obreros dirigidos por Dios
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dar pasos que exciten o provoquen a las autoridades de modo que
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tomen determinaciones que limiten la obra y nos impidan proclamar
el mensaje en los diferentes lugares.
Necesitamos depender más del Infinito y confiar mucho menos
en los agentes humanos. Hemos de preparar a un pueblo para estar
en pie en el día que Dios ha preparado; hemos de llamar la atención
de los hombres a la cruz del Calvario para explicarles la razón por
la cual Cristo realizó su gran sacrificio. Hemos de mostrar a los
hombres que es posible para ellos volver a su lealtad a Dios y a la
obediencia a sus mandamientos. Cuando el pecador mira a Cristo
como la propiciación hecha por sus pecados, háganse a un lado los
hombres. Declárenle al pecador que Cristo “es la propiciación por
nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por
los de todo el mundo”. Anímeselo a buscar sabiduría de Dios, pues
por medio de la oración ferviente aprenderá el camino del Señor más
perfectamente que si fuera instruido por algún consejero humano.
Verá que fue la transgresión de la ley lo que causó la muerte del Hijo
del Dios infinito, y odiará los pecados que hirieron a Jesús. Al mirar
a Cristo como un compasivo y tierno Sumo Sacerdote, su corazón
será preservado en la contrición
La humildad
Cuando el colaborador de Cristo presenta la verdad al corazón
del pecador con humildad y amor, la voz del amor habla por medio
del instrumento humano. Las inteligencias celestiales trabajan con
el agente humano consagrado y el Espíritu actúa en el alma del no
creyente. Dios le da al corazón la capacidad de creer y el pecador
acepta la evidencia de la Palabra de Dios. Es transformado por medio
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de la influencia llena de gracia del Espíritu Santo y llega a ser uno
con Cristo en espíritu y propósito. Sus afectos por Dios aumentan,
tiene hambre de justicia y anhela ser más semejante a su Maestro. Al
contemplar a Cristo, es transformado de gloria en gloria, de carácter
en carácter, y se hace más y más semejante a Jesús. Se llena de
amor por Cristo y de un profundo y ansioso amor por las almas que
perecen, y dentro de él se forma Cristo, la esperanza de gloria. “Mas
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Estudio adicional:
Joyas de los Testimonios 2:348-353
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