Página 431 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Principios vitales acerca de nuestras relaciones mutuas
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La dispensación en la cual vivimos debe ser, para los que lo
soliciten, la dispensación del Espíritu Santo. Pedid su bendición.
Es tiempo de que seamos más ardientes en nuestra devoción. A
nosotros se nos ha encomendado la ardua pero feliz y gloriosa tarea
de revelar a Cristo a los que están en tinieblas. Se nos ha llamado a
[512]
proclamar las verdades especiales para este tiempo. Para todo esto
el derramamiento del Espíritu es esencial. Debemos orar por él. El
Señor espera que se lo pidamos. No hemos emprendido esta tarea
con todo el corazón.
¿Qué puedo decir a mis hermanos en el nombre del Señor? ¿Qué
proporción de nuestros esfuerzos se ha realizado de acuerdo con la
luz que el Señor ha tenido a bien darnos? No podemos depender ni
de la forma ni de la maquinaria externa. Lo que necesitamos es la
influencia vivificante del Santo Espíritu de Dios. “No con ejército ni
con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Orad sin cesar, y velad mientras obráis en armonía con vuestras
oraciones. Al orar, creed, confiad en Dios. Es el tiempo de la lluvia
tardía, cuando el Señor concederá su Espíritu en abundancia. Sed
fervientes en la oración, y velad en el Espíritu
¿Cómo hemos de seguir a nuestro Maestro para aprender de él?
Podemos escudriñar su Palabra y familiarizarnos con su vida y sus
obras. Debemos recibir sus palabras como pan para nuestras almas.
En todo lugar donde se coloque al hombre, el Señor Jesús nos ha
dejado sus huellas. Hacemos bien en seguirlo. Debemos albergar
el Espíritu por el cual él habló. Debemos presentar la verdad tal
como es en Jesús. Debemos seguirlo especialmente en la pureza de
corazón y en el amor. El yo debe estar escondido con Cristo en Dios;
entonces, cuando Cristo, que es nuestra vida, se manifieste, también
apareceremos con él en gloria (
Special Testimonies to Ministers and
Workers,
N
o
9).
[513]
Palabras de salud
A los hermanos reunidos en el congreso de la Asociación
General celebrado en 1913.
Mis queridos hermanos,
[
Estudio adicional:
Primeros Escritos, 36-39, 269-273
.
[
The General Conference Bulletin, 33, 34
, 1913.
]